Hay personas que cuando el médico les dice que tienen una hinchazón piensan que si solo es eso no hacía falta perder el tiempo en el ambulatorio. En cambio, si les dicen que tienen nosequeitis con hiperemia reactiva, dan por bien empleada la visita y la espera. En estos casos no hay que preocuparse por el golpe en el dedo pequeño del pie sino por el sesquipedalismo, un trastorno que se cura con atutía y reflexión sobre el texto.
El sesquipedalismo consiste en estirar las palabras, por lo general sin necesidad ni mejora en la claridad ni en la elegancia del texto. Seguro que a más de uno se le ha aparecido la imagen de un abogado o de un médico al leer la definición, pero que tire aunque solo sea una chinita el que no inicialice algo. De hecho, los periodistas y los políticos están entre los más aquejados de sesquipedalismo, porque es un recurso que reviste mucha utilidad para rellenar discursos huecos; y claro, de ahí a que nos contagiemos todos hay un telediario, en sentido nada figurado.
Y sin embargo, los textos construidos con palabras sencillas y cortas ganan en claridad (también es más fácil evitar cacofonías y rimas internas). Cada cual puede revisar la lista siguiente, pensar qué palabras usa y cómo quedarán sus textos si utiliza las verdes.
- accidentalidad accidentes
- analítica análisis
- centralizar centrar
- climatología clima
- concretizar concretar
- conflictividad conflicto
- culpabilidad culpa
- culpabilizar culpar
- cumplimentar cumplir
- ejemplarizante ejemplar
- finalización final
- implementar aplicar
- influenciar influir
- inicializar iniciar, empezar
- intencionalidad intención
- meteorología tiempo
- metodología método
- motivación motivo
- normativa norma
- planificar planear
- potencialidad potencial
- problemática problema
- proporcionalidad proporción
- rumorología rumores
- señalizar señalar
- sobredimensionamiento exageración, exceso
- temática tema
- tensionar tensar
- tipología tipo
- totalidad todo
- tramitación trámite
En esa lista, las palabras en rojo, además, no son sinónimas de las que están en verde, así que al usarlas no solo se peca de sesquipedalismo, sino de error léxico garrafal; o sea que es fácil pasar de pedante a ignorante. Hay una lista más larga en la Wikilengua.
El alargamiento de palabras tiene un pariente cercano que consiste en usar circunloquios en vez de expresiones sencillas. Quién no ha oído que en la práctica totalidad de la geografía del país han caído precipitaciones en forma de lluvia, como no podía ser de otra manera (casi siempre puede ser de otra manera). La finalidad de esas formas expresivas es poner en valor la implementación de actuaciones redaccionales que confieran un carácter tremendamente sapiencial a fin de que sus autores consigan lo que representan importantes remuneraciones y puedan temporalizar sus periodos vacacionales en áreas de costa con soluciones habitacionales de estanding inmensamente alto.
No obstante, no todas las palabras largas tienen una alternativa corta: zangolotino y chiripitifláutico necesitan todas sus letras para resultar verdaderamente inspiracionales.
Al pelo, como siempre. No te digo nada de «aperturar», porque ya lo habrás tratado, pero te regalo esta: «…buscar la manera de apaliar la situación». Escucho con cierta frecuencia este fenómeno. Una última cosita ¿podrías hablarnos del uso del verbo compartir? (quiero compartirles esto).
Saludos tropicales y gracias.
Maggy.
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Muchas gracias por tu comentario, Maggy.
El verbo aperturar ni siquiera es correcto, así que, en efecto, no hay justificación para usarlo en vez de abrir, inaugurar, empezar, comenzar, iniciar, estrenar y alguno más.
En la lista de asuntos para tratar en este blog está el uso de verbos transitivos como intransitivos, de intransitivos como transitivos y otros deslizamientos del régimen verbal. En concreto ese les comparto me provoca sarpullidos; así que en breve vamos con el tema. Un saludo mediterráneo que en este verano casi es tropical.
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Siento mucho que te parezcan tan extrañas palabras de uso tan común. No puedo ser tajante en si usar culpabilidad está o no justificado en alguna ocasión, aunque me parezca sorprendente la duda, como de muchas otras, pero sí quiero hacerte una puntualización sobre climatología: es una disciplina científica, y se dedica al estudio del clima. No de los fenómenos atmosféricos, que para eso está la meteorología, sino de las condiciones que el ambiente atmosférico crea en superficie. Por su amplitud se ha pasado a usar a veces en lugar de clima, y así lo ha admitido la Real Academia, pues es lo cierto que no es lo mismo hablar del clima como respuesta a un esquema prefijado de condiciones ambientales (léase clima continental, clima oceánico…) que de las condiciones particulares de espacios menores o de situaciones concretas. En fin, nunca se debería decir «un clima adverso», sino una climatología adversa, porque la geografía dice que no es adversa la situación de quien se ha adaptado a ella, así que el clima polar no es adverso para los inuit. Y así podríamos seguir con otros términos tan alegremente tachados y que solo veo que desmochan el idioma como un chopo podado en uña de gato. Una pena.
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Gracias por aportar tu opinión, aunque me parece que haces una interpretación excesivamente libre de lo que he escrito. Por otra parte, sobre climas, biomas, adaptaciones y la terminología de todo ello, algo sé, y me parece que también en este asunto te equivocas. Pero, vaya, para dar pena tampoco es la cosa. Un saludo
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En realidad la entrada me pareció simple, hasta que llegué a cuando tildas de ignorantes a quienes usan unos términos correctos. Comprendo que puedas moverte en círculos literarios donde la palabra es estética y puede desecharse por disonante, pero salvo concretizar, inicializar (quizá) y sobredimensionamiento (y depende del contexto) no hay absolutamente ninguna palabra errónea en el listado «rojo». Pretender prescindir de cada término que te parezca ofrecer un tufo de enrevesamiento, barroquismo o pedantería va a limitarte mucho el idioma.
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