Ver, oír y no creérselo

En las obras literarias, sean escritas o audiovisuales, los anacronismos léxicos afean el texto y restan verosimilitud; los sintácticos, también, pero se notan menos.

Así, es una pena que en una obra audiovisual ―original o traducida― en la que se ha gastado un dineral en vestuario y maquillaje, tras un enorme esfuerzo de localización de exteriores, con un trabajo ímprobo de reproducción de mobiliario y con un estudio profundo de las armas y los animales, aparezca un tipo del siglo XVII y suelte un «y punto». Ya no se ven las flechas ni el caballo ni el castillo; parece que el pavo esté acodado en la barra de un bar con un botellín en la mano.

Resulta que me dio por ver la serie Isabel sin más ánimo que verla. Los hechos históricos parecen bien documentados, lo mismo que toda la ambientación; sí, claro, Isabel y Fernando debían de ser más feos, pero esto es una serie de televisión. O sea, que todo parece creíble y muy bien hecho… hasta que se oye en boca del rey Fernando de Aragón: «Lo más difícil está por llegar». Entonces el cerebro de un hablante entrado en años empieza a rebotar en el cráneo porque, sin saber desde cuándo se usa esa expresión, juraría que es bastante moderna y que, de hecho, es un calco que ha triunfado y que no le cuadra a un rey en una escena que ocurre antes de 1470. A partir de ahí, ya es imposible ver la serie sin más ánimo que verla: me pongo ante la pantalla con las orejas más enveladas que las de un podenco tras una liebre.

Vaya por delante que esto no es un análisis de uso histórico adecuado de la lengua en la serie (no tengo capacidad para hacerlo y seguro que hay errores que no detecto). Tampoco es una crítica de la simplificación de la lengua y otros trucos del medio audiovisual, que genera productos de ficción y debe usar todo lo que los haga atractivos. Ahora bien, la verosimilitud no puede perderla. A eso vamos.

De a día de hoy, decía yo que era un calco no aceptado, pero que no pasaría mucho tiempo antes de que se incorporara al elenco de locuciones adverbiales. Así es, pero, aunque incorporada y de uso masivo, no cuela que sonara a finales del siglo XV.
Torquemada (t2 e7): … hago saber que a día de hoy el tribunal de la Santa Inquisición comienza su labor en Sevilla.
Gonzalo de Córdoba (t2 e9): Las murallas de las plazas árabes a día de hoy son insuperables.
Luis de Tremoille (t3 e8): A día de hoy, nada os pedimos. (Este era francés; se lo podemos perdonar).

Las locuciones adverbiales en el pasado y en el futuro también son calcos impropios del castellano, más aún del medieval, y, por lo general, innecesarios. Ahí suenan:
Isabel (t2 e3; a Fernando): [Inglaterra] Ya fue invadida en el pasado…
Gutierre Gómez de Fuensalida (t3 e12; a Felipe el Hermoso): En el pasado, el rey Alfonso de Portugal invadió…
Gutierre Gómez de Fuensalida (t3 e12;  a Isabel): ¿Cómo esperar que no haga lo mismo en el futuro?

El verbo ostentar tenía un significado muy preciso, que se ve en el adjetivo ostentoso. El uso lo ha llevado a significar, también, ‘ejercer un cargo’, pero en boca de los personajes de la serie su significado debería ser el original, no el recién adquirido.
Isabel (t3 e2; se dirige a Cisneros, que de ostentoso tenía poco): Desde hoy ostentáis el cargo de provincial de la Orden Franciscana.

Peor es el mal uso del verbo detentar, que, de momento, no ha aumentado sus acepciones. Desde luego, Talavera nunca diría que Isabel hacía algo ilegítimo.
Hernando de Talavera (t2 e3; habla de Isabel): Ahora el poder lo detenta una mujer cuya rectitud y devoción el mismo san Jerónimo alabaría.

Y hablando de verbos anacrónicos, resulta que incautar no está en el Diccionario de autoridades (1726-1739) y su primera aparición en el corpus del actual Diccionario histórico de la lengua española (CHE, s. XII-1975) es de 1877. Sin embargo, en el episodio 11 de la primera temporada se oye tres veces:
Alfonso Carrillo (a Chacón): Las fuerzas del rey han entrado en Toledo y han incautado mis bienes.
Fernando de Aragón (a un prisionero): Y no incautaré vuestros bienes.
Enrique IV: Mandad soldados a todos los lugares, que incauten la carta…

Por lo visto, Enrique IV era un adelantado a su tiempo, pues en el mismo capítulo exclama: «Es dura de pelar mi hermana». Muy pertinente para referirse a Isabel; ¡lástima que la primera aparición de esa expresión ocurra en 1849! (cf. CHE).

El plural distributivo también es frecuente. Puede que ese calco del inglés se asiente en castellano, pero en esta serie, sobre todo acompañado de un posesivo, le da un aire moderno que, probablemente, refleja el habla del guionista:
Isabel (t2 e3; a su hija Juana): Ese día comprenderéis… cuán diferentes serían vuestras vidas de no haber nacido del vientre de una reina…
Fernando (t3 e3; a Isabel): Son muchos los que han cruzado la mar océana arriesgando sus vidas por Castilla. (Curiosamente, en la transcripción arregla: … arriesgando la vida).
Isabel(t1 e11): Y no les culpo […] Que los soldados abrillanten sus espadas. […] Nadie ha de notar preocupación en nuestras caras.

Ese leísmo podría ser un rasgo incorporado a propósito para caracterizar el habla del personaje (¡ojalá!). Quizá esa era también la idea al hacerle decir al desabrido Carrillo: «Que mováis pieza de una puta vez». ¿Suena a finales del siglo XIV?

La serie no escapó a la moda de calcar expresiones molonas; solo que su calco ha empezado a molar en el siglo XXI.
☢ Isabel (t2 e9): Habéis hecho lo correcto.
Peralta (t2 e9; a Fernando): Lo supe por un emisario francés que está de camino.
No parece probable que la católica reina estuviera influida por la expresión the right thing y el emisario estaba camino de algún sitio, pero no de camino.

Y Muley Hasan quizá no tenía claro que se equivoca quien decide, pero que no yerran las cosas ni las decisiones; o tal vez era un visionario y vislumbraba que este calco léxico también iba a ponerse de moda más de quinientos años después:
☢ Muley Hasan (t2 e8): Una vez más habéis tomado la decisión equivocada.

Entre los anacronismos que más me irritan está el uso adocenado y bobalicón de la preposición desde.
☢ Riudecanyes (t3 e1; a Andrés de Cabrera): Desde el Consejo de Ciento haremos todo lo posible para que los reyes lo encuentren todo a su gusto.
☢ Luis de Tremoille (t3 e3; al papa): Desde la sensatez os sugiero que reconozcáis a su majestad como rey de Nápoles cuanto antes.

Parece ser que quien escribió los diálogos de Luis de Tremoille se tomó muy en serio que se notara que era francés y su castellano tenía sus cosillas; y, sin embargo, la estructura galicada, que tan bien le hubiera cuadrado, se la puso al rey de Portugal:
Manuel I de Portugal (t3 e8): Es por eso que os tiendo la mano… (En la transcripción, mejora: Os tiendo la mano).

Y, como no podía ser de otra manera aunque era fácil evitarlo, aparece uno de los anacronismos léxicos más comunes en los textos de ficción:
Isabel (t1 e11): Traedme pergamino y pluma… Responderé lo menos deshonesta y más templada que pueda.
La reina Isabel podía ser muchas cosas, pero ¡¿deshonesta?! Probablemente querían decir ‘insincera, poco veraz, falta de honradez…’, pues la honestidad tenía su significado propio y exclusivo hasta hace muy poco y no aludía a la honradez ni, mucho menos, a la sinceridad).

En otro orden de cosas, resulta curioso que, a lo largo de toda la serie, los musulmanes llaman Alá a Dios. Se puede argüir que muchos musulmanes usan esa palabra árabe, que designa al dios abrahámico, como si fuera distinto en su religión que en las otras dos; venga, sí, pero es que, en esta ficción, los judíos usan el nombre Yahvé, que un judío no pronuncia nunca (una sola vez se emplea la denominación más usual Adonai). ¡Uy!, otro descuido relacionado con la lengua: claro que, si no se ha cuidado mucho el castellano, ¡cómo iban a pensar que alguien se fijaría en los detalles relacionados con el hebreo y con el árabe! También es un detalle, sí, pero un texto árabe con las letras sueltas es tan irreal que hace daño a la vista. Provoca cierta ternura pensar en la persona a la que le endilgaron la tarea de generar un texto en árabe con un «busca algún programa en Internet que lo traduzca». (Al Ayuntamiento de Barcelona le colaron el mismo gol en las luces de Navidad que colgaban por toda la ciudad en el 2012).

Cierto, es una obra de ficción; por tanto, los diálogos no son reales, como no lo son los muebles ni los vestidos ni los castillos, pero los muebles, los vestidos y los castillos lo parecen; es decir, son verosímiles, que es lo que debe ser la ficción. Sin embargo, a veces, los diálogos no lo son. Por otra parte, todos los personajes hablan igual: reyes, damas, soldados, Colón, Cisneros, viejos, jóvenes, moros, cristianos, judíos… De nuevo, se trata de verosimilitud.

Seguro que algún tipo de asesoría hubo, porque nadie se atrevería a usar a lo largo de tres temporadas el tratamiento «su alteza» sin estar seguro de que ese era el que se daba a los reyes. No obstante, a mis oídos, no fue suficiente para pensar que la serie estaba cuidada en todos sus aspectos.

Dicho de otra manera, se entiende todo y casi nada es incorrecto, pero eso no basta para crear un buen texto y ofrecerle al lector o al espectador un buen producto. Es una serie de televisión y su elemento principal es la imagen; ¿el principal o solo uno de ellos? ¿Tendría el mismo tirón si fuera muda? ¡Ah!, entonces, el texto es fundamental también; de hecho, en esa serie apenas hay momentos sin diálogo.

El hecho de que una palabra ya esté en el diccionario con un significado concreto no la hace idónea para cualquier uso y que una construcción sintáctica sea de pleno uso no implica que sea adecuada para todos los personajes ni para todos los textos. Así que los guionistas, los escritores y los traductores deberían poner un cuidado exquisito en que cada obra y cada personaje se caractericen lingüísticamente; y los productores y los editores tendrían que velar por ello.

Iba a escribir que los correctores también deben estar atentos a esas circunstancias, pero para eso tendrían que contar con correctores en las producciones audiovisuales (no revisores de la traducción, sino correctores profesionales y, a ser posible, buenos). En los créditos finales de la serie Isabel aparecen más de 150 personas, entre ellas, ayudantes, refuerzos y becarios de aspectos muy diversos. Es, por tanto, admirable el cuidado que han puesto en los detalles. ¿En todos? No; entre esos nombres no hay ni un solo corrector, asesor lingüístico ni revisor de textos… y seguro que el coste de una persona que hiciera ese trabajo sería una minucia en el monto total. Por qué poquito se pierde lustre y prestigio a ojos y oídos de algunos que nos fijamos en la lengua.

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Las imágenes que aparecen aquí ↓ no tiene nada que ver con este blog.

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Locuciones buldócer

Cuando se pone de moda una expresión, se convierte en un buldócer léxico que pasa por encima de todas las que significan algo similar o lo parece. Lo mismo ocurre con los adverbios y las preposiciones; ahí están los ejemplos de la pluriempleada donde, de la ya cansina desde y de la inflacionada hasta. Con las locuciones adverbiales y preposicionales el efecto se acerca al de la canción del verano: como no podía ser de otra manera, preparamos una barbacoa despacito, no, lo siguiente, en base a la gozadera que es lo que viene siendo una booomba colgando en las manos de redactores y políticos. Aquí van cuatro de esas locuciones; la primera, que es repe, al ritmo que va, pronto habrá incorporado el significado que, de momento, no tiene.

MÁS ALLÁ

La locución adverbial más allá está formada por dos adverbios: más y allá, y sumarlos no los metamorfosea; más bien es una roca sedimentaria. El caso es que significa ʽpasado alláʼ y el allá puede ser espacial o temporal.
Más allá de la calidad del texto, se ve enseguida si ha tenido una corrección buena por las locuciones adverbiales; y por las comas.

Si alguien se siente tentado de usar ese más allá con el sentido que se le quiere dar en el ejemplo anterior, puede tirar de al margen de, sin tener en cuenta, dejando de lado, aparte de, diferente de, independientemente de, sea cual sea, que no sea.
Sea cual sea la calidad del texto, se ve enseguida si ha tenido una corrección buena por las locuciones adverbiales; y por las comas.

Esas pobres locuciones adverbiales marginadas y arrinconadas deberían despertar oleadas de solidaridad.
Más allá de Sin tener en cuenta los 20 euros que me costó el botijo, lo que voy a gastarme este año en sandías me desequilibrará el presupuesto de todo el año.
Más allá de Dejando de lado alguna que otra lipotimia, tener una galbana de campeonato es lo que toca en verano, ¿no? Es que parece que nadie se lo esperaba.
Más allá de Además del interés por la paella y la sangría de los chiringuitos, no sé qué gracia le ven los guiris a andar por la solana a mediodía.

También hay quien cree que más allá significa ʽsinʼ.
El valor intrínseco de la morcilla está más allá de toda discusión.
♦ El valor intrínseco de la morcilla no ofrece/admite ninguna posibilidad de discusión.
♦ No es posible cuestionar el valor intrínseco de la morcilla.
♦ La morcilla presenta un valor intrínseco sin posibilidad de discusión.

No obstante, más allá alberga más de un significado. Puede significar ʽmás lejosʼ, en el espacio o en el tiempo.
No veo nada más allá de la primera línea de sombrillas. Y no hago planes para más allá de este fin de semana.

Y cuando se convierte en sustantivo significa ʽtan requetelejos que nadie ha vuelto a contar lo que hayʼ.
No me veo en el más allá. Que igual el sitio es chulo, pero eso de tener que morirse para llegar…

POR ORDEN DE / DE ORDEN DE

Los comunicados de los alcaldes tienen otro tono desde que no existen pregoneros, pero nos siguen llegando los mandatos de orden (ʽpor mandato deʼ) del señor alcalde y no por su orden, que sería otra cosa.
De orden del camarero del chiringuito, que te tomes la caña y el gazpacho por su orden, es decir, primero la una y luego el otro.

O sea, de orden de significa ʽpor mandato deʼ y por orden significa ʽsucesivamenteʼ. Además, en orden a significa ʽrespecto aʼ y ʽcon el fin deʼ ʽparaʼ. Y todo eso más allá de al margen de la locución del orden de, que indica estimación o aproximación.
Había del orden de 300 hormigas en la cocina. Las fui contemplando por orden de llegada a medida que entraban en orden, o sea, bien formada la fila, en orden a ir dándoles con la mano del almirez, una por una, de orden de la señora de la limpieza.

A RESULTAS DE / DE RESULTAS DE

Pues resulta que a resultas no es una locución de primera; o no lo era. La buena era de resultas, que significa ʽpor efectoʼ o ʽpor consecuenciaʼ. (María Moliner y el DLE no recogen a resultas, pero Seco, Andrés y Ramos, sí).
A resultas del uso, las locuciones se van retorciendo y modificando. Más allá de su forma, algunas también cambian de significado.
De resultas del uso, las locuciones se van retorciendo y modificando. Independientemente de su forma, algunas también cambian de significado.

EN TANTO / EN CUANTO

La locución en tanto significa ʽdurante el tiempo que ocurre algoʼ y también puede ser entre tanto, entretanto y mientras tanto.
En tanto sea verano, gazpacho todos los días de aperitivo.

No sirve para decir qué papel desempeña alguien o algo; para eso esta en cuanto.
En tanto refresco veraniego, las sopas de ajo son poco apreciadas.
En cuanto que refresco veraniego, las sopas de ajo son poco apreciadas.

Ahora bien, esta, versátil y volandera, puede hacer más cosas. Seguida de un verbo, marca el momento en el que empieza a ocurrir algo.
En cuanto empieza el verano, las sopas de ajo son poco apreciadas.
(También tiene de duración, como si fuera un mientras, pero es de poco uso).

Efectivamente, las locuciones y su significado cambian con el uso; a fin de cuentas, los hablantes hacen de sus locuciones un sayo y se lo quitan si quieren aunque no sea 40 de mayo. Pero, de momento, no dejo ni un más allá con cabeza en los textos que pasan por mis manos. Uníos a mí en la LLLLL: Liga por unas Locuciones Lustrosas, Lapidarias y Leales. Eso o que los diccionarios registren de una vez más allá con el significado que le da todo el mundo, ¡coñe ya!

Adverbios que parecen molones

De vez en cuando se pone de moda una locución y, de repente, parece que hemos nacido con ella incrustada en la punta de la lengua. Mejor dicho (ya que esto va de usar los adverbios con precisión), no ocurre de vez en cuando, sino continuamente; por ejemplo con las locuciones adverbiales más allá, a bote pronto y alrededor de.

MÁS ALLÁ

La locución adverbial más allá está formada por dos adverbios: más y allá. Perogrullo nos asista, sí, pero tanta perogrullada no será cuando con esa suma hay mucha gente que intenta decir algo que no está ni en los sumandos ni en el resultado. ¿O ya está porque lo manda el uso? Habrá que ver si la moda pasa o asienta el nuevo significado.
Veo poco probable que esta dosis de atutía sirva para algo, más allá de entretener a los lectores del blog.
Veo poco probable que esta dosis de atutía sirva para algo, además de entretener a los lectores del blog.

Si alguien se siente tentado de usar ese más allá que parece molón con el sentido del ejemplo anterior, puede tirar de al margen de, sin tener en cuenta y dejando de lado.
 Más allá de Sin tener en cuenta los 20 euros que me costó el botijo, lo que voy a gastarme este año en sandías me desequilibrará el presupuesto de todo el año.
♦ Más allá de Dejando de lado alguna que otra lipotimia, tener una galbana de campeonato es lo que toca en verano, ¿no? Es que parece que nadie se lo esperaba.
♦ Más allá de Al margen del interés por la paella y la sangría de los chiringuitos, no sé qué gracia le ven los guiris a andar por la solana a mediodía.

También hay quien cree que más allá significa ʽsinʼ.
El discurso del presidente está más allá de toda posibilidad de análisis sintáctico.
♦ El discurso del presidente no ofrece ninguna posibilidad de análisis sintáctico.
♦ No es posible hacer el análisis sintáctico del discurso del presidente.
♦ El presidente nos largó un discurso sin posibilidad de análisis sintáctico.

No obstante, más allá alberga más de un significado. Puede significar ʽmás lejosʼ, en el espacio o en el tiempo.
No veo nada más allá de la primera línea de cerros. Y no hago planes para más allá de la semana que viene.
Y cuando se convierte en sustantivo significa ʽtan requetelejos que nadie ha vuelto a contar lo que hayʼ.
No me veo en el más allá. Que igual el sitio es chulo, pero eso de tener que morirse para llegar…

A BOTE PRONTO

Dice el DLE que esta locución significa ʽsobre la marchaʼ, ʽimprovisadamenteʼ; es decir, no tiene el sentido de ʽconozco otras opciones y esta es la primera que se me viene a la cabezaʼ, sino que tira más hacia ʽa tontas y a locasʼ y a ʽsin pensarʼ.
A bote pronto se me ocurre de entrada como sinónimo de a bote pronto.
Incluso a bote pronto me doy cuenta de que a bote pronto no significa ʽde entradaʼ. Si lo pienso un poco más, doy con de súbito al momento; y con de momento o por el momento si voy a añadir más.

¡Ah! y a voz de pronto no vale para nada. Si acaso, con un artículo en medio y tiene que haber alguien que dé voces.
A la voz de pronto nos pusimos a pelar tomates para el gazpacho. Amodorrados como estábamos, necesitábamos que gritaran ese ¡pronto! 

Sobre el origen de a bote pronto, del que se deriva el significado, se explica muy bien la Wikilengua.

ALREDEDOR DE

Indica que algo no es exacto; es decir, significa ʽaproximadamenteʼ. También (como locución preposicional) significa ʽsiguiendo el contornoʼ, así que decir que hay diversas especies de cucarachas alrededor de todo el mundo significa que hay varias especies del entrañable insecto, sí, y que están bien puestas rodeando el globo terráqueo, en fila, supongo, para no caerse.
Dicen que hay cucarachas alrededor de todo el mundo.
Dicen que hay cucarachas en todo el mundo / repartidas por todo el mundo.

Aprovecho para insistir una vez más en que en el pasado y en el futuro no son buenas locuciones adverbiales de tiempo.

Y a quien tenga la genial originalidad de usar con el significado de ʽmucho, pero que muchísimo más de lo que puedes imaginarteʼ la locución formada por adjetivo + no, lo siguiente quizá le abra nuevos horizontes, más allá de la repetición ad nauseam, seguir la cuenta de Twitter @eslosiguiente: se aprenden adjetivos y adverbios como si no hubiera un mañana (otra que tal baila).

Esto no es lo que era -1-

Vaya por delante que «toda la vida ha sido así» es un argumento lingüístico detestable, absurdo e inútil.

Un DESPUÉS que debe ser un PORQUE o un A RAÍZ DE 

Pero es que toda la vida después había sido un adverbio de tiempo.
Después de denostar el argumento de toda la vida, va la pánfila esta y lo usa; pero justo después, sin esperar nada.

En la forma después de se podía convertir en una locución preposicional, con el significado de ‘a pesar de’.
Después de la paliza que nos da, la correctora esta no es ni coherente.

Nos entendíamos y nos manejábamos bien con el después. Y va y adquiere un nuevo significado; mejor dicho, va y calca un significado que ni tenía ni falta que le hacía.
La tía Angustias empezó a comer todo el gluten que podía después de enterarse de cómo habían ido las cosas en el Neolítico.

¿Da esa frase una pista temporal de cuándo cambió de parecer la tía Angustias? Pues no. Lo que expresa es el motivo de su comportamiento por lo que es mucho mejor redactarla así:
La tía Angustias empezó a comer todo el gluten que podía porque se enteró de cómo habían ido las cosas en el Neolítico.

La razón de que se nos vaya escapando esta manera de precisar si queremos expresar una secuencia temporal o si se trata de una explicación es que sabemos mucho inglés, de manera que, en cuanto vemos un after (un adverbio inglés, no un garito que abre cuando todos cierran), ¡zas!, plantamos un después. No lo hace todo el mundo, claro, pero los redactores mediocres que responden al primer vicio lingüístico con pinta de moderno y los malos traductores se han abonado a ese después-sin-pensarlo. Entonces pueden quedar engendros como este:
Empezó a hacer magdalenas normales después del morro torcido de su abuela.
♦ Empezó a hacer magdalenas normales a causa del morro torcido de su abuela.
♦ Empezó a hacer magdalenas normales porque vio que su abuela torcía el morro.

O puede que sea más preciso pensar en un punto de partida:
Decidió tejer las bufandas a punto bobo después de la experiencia de su prima, que comprobó que cunde una barbaridad.
Decidió tejer las bufandas a punto bobo a raíz de la experiencia de su prima, que comprobó que cunde una barbaridad.

Con esas fórmulas no se agotan las locuciones adecuadas para expresar causa, punto de partida o detonante de una acción. Puede que no valga la pena pensar en ellas si, después de todo, se entiende lo que se quiere decir. Aunque, a fin de cuentas, cuesta poco usar un lenguaje preciso y rico.

Un PREVIO A que debe ser un ANTES DE y jamás un EN EL PASADO

De toda la vida (¡uy!, otra vez), previo ha sido un adjetivo que calificaba a un sustantivo para situar algo antes de otro hecho expresamente citado a, al menos, consabido. Pero no ejercía de adverbio de tiempo; para eso se usaba un sencillo antes.
El aperitivo que sirvieron previo al banquete fue un pelín triste. ¡Ya!, que la doctrina vegana no permite el jamón… Como si las patatas de bolsa no hubieran sido seres vivos previos.
Parece ser que el aperitivo que sirvieron antes del banquete fue cutre. Y las patatas también eran seres vivos previamente a que las metieran en la bolsa.

Otra cosa es ese previamente que aparece hacia el final y que es, ese sí, un adverbio de tiempo, si bien hay que usarlo con cuidado para que no ocupe el lugar que le corresponde al modesto pero eficaz antes.

Para que algo sea previo o suceda previamente, hay que tener clara la referencia temporal. Si no existe tal referencia y solo se proyecta la acción hacia el pasado, lo mejor es tirar de clásicos: antes, en tiempos remotos, antiguamente
Previamente la gente bebía del botijo y el agua fresca le sabía a gloria bendita.
Antes la gente bebía del botijo y el agua fresca le sabía a gloria bendita.
Previamente a la invención de la nevera, la gente bebía del botijo y estaba encantada.

¡Ah!, ya que estamos: ese en el pasado que calca in the past ni es un clásico ni es un adverbio de tiempo.
En el pasado había un botijo en cada casa.
Antiguamente había un botijo en cada casa.

Lo que es muchas veces es una cursilada innecesaria, porque el tiempo verbal ya proyecta la acción allá donde debe entenderla el interlocutor o el lector.
En el pasado la tía Angustias creía que el gluten es malo porque modifica los genes.
La tía Angustias creía que el gluten es malo porque modifica los genes.

Y no hay nada que proyecte más la acción al pasado que un pretérito perfecto.
En el pasado Angustias Sapiens había sobrevivido sin gluten, pero cuando domesticaron los cereales vio que iba bastante bien eso de comer trigo.
Angustias Sapiens sobrevivió sin gluten, pero cuando domesticaron los cereales vio que iba bastante bien eso de comer trigo. Ocurrió hace varios milenios, sí, durante los cuales las penas con pan siempre fueron menos.

Y no digamos un pretérito pluscuamperfecto.
Angustias Sapiens había sobrevivido sin gluten, pero cuando domesticaron los cereales vio que iba bastante bien eso de comer trigo. Para cuando descubrieron el gluten habían transcurrido varios milenios a lo largo de los cuales los descendientes de Angustias habían digerido toneladas de la hoy denostada proteína.

Así que el adverbio después, el adjetivo previo y el sustantivo pasado tienen su significado y su función, y no hace falta adjudicarles las tareas que les corresponden a otras palabras o expresiones.