Cada palabra tiene su significado y su función y, si bien es cierto que algunas son polivalentes y muy flexibles, los textos ganan claridad y elegancia cuando cada mochuelo está en su olivo. Así, lo que en algún momento resultó ingenioso y muy expresivo ha pasado a ser el mosquito tigre de la sintaxis: el uso de la preposición desde para introducir un complemento circunstancial que no es de lugar ni de tiempo, o, lo que es peor, para convertir el sujeto en complemento circunstancial. Esto lo escribo desde mediante un ordenador, desde el con cariño, desde basándome en mi experiencia, desde en mi humilde opinión, que lanzo urbi et orbi desde una ciudad al lado del mar.
Desde la sinceridad Para ser sincera, creo que no solo resulta cansino y pedante, sino que es incorrecto ese uso de desde, por lo que desde los gabinetes de comunicación de los partidos harían bien en darles un repasillo de gramática a sus representantes (y a sus escribientes). También desde las direcciones de los medios de comunicación deberían preocuparse del abuso de la preposición con el que desde hace tiempo creen darle a su discurso un tono original y distinguido. De hecho, desde de los redactores debería salir la decisión de escribir desde la con responsabilidad y en base al a partir del conocimiento de la lengua y el respeto por ella. (En base a es el caracol manzana de la sintaxis).
A fin de cuentas son solo veintitrés preposiciones; no cuesta tanto aprender para qué sirve cada una. Sí, antes eran diecinueve. A las clásicas: a, ante, bajo, cabe, con, contra, de, desde, en, entre, hacia, hasta, para, por, según, sin, so, sobre, tras, se añaden durante, mediante, versus, vía; incluso hay quien incorpora pro. A cambio, casi no hace falta dominar el uso de cabe y so, porque las pobres están en vías de extinción.